Construyendo Mundos

Construyendo Mundos

El mundo de Adrián Prado

El momento más traumático y a la vez más estimulante de afrontar un nuevo trabajo quizás sea plantarte delante de la blancura del papel (o la blancura de un nuevo documento de Photoshop). En mi propia experiencia se cuentan a montones las ocasiones que me he encontrado completamente embobado, viendo como mis ideas se diluían en una inmensidad blanca… los elementos se pierden, las perspectivas fugan a puntos imposibles, la composición de deshace… por el contrario, también puedo asegurar q en más de una ocasión ese mismo vacío virgen se alia conmigo y me ha sugerido ideas y formas que ni se me habrían ocurrido antes. En la imagen que analizaré hoy pasó esto exactamente, dejé que fuese el azar el que escogiese por mi, y con cierto entrenamiento o práctica se puede domesticar este caos para generar un proceso creativo. Maestros del concept art, especialmente grandes paisajistas como Feng Zhu o Sparth, incorporaron el caos como parte de su trabajo, y una vez dominado acelera enormemente la creación de una imagen, aparte de resultar especialmente interesante para el ilustrador “encontrarse” con los elementos que conforman su creación.

Éste es el proceso de “Iceland”, un concept de unas dos o tres horas hecho como ejercicio de práctica para intentar dominar el caos generado al dejar q el concepto de una imagen se cree sola.

Esta es la base de todo. Manchas más o menos azarosas en el papel. Tenia la idea de hacer un paisaje helado, jugar con la lejanía y con fuertes contrastes de luz, pero poco más, así que me planté delante del ordenador, abrí un documento nuevo en Photoshop y directamente me puse a tirar manchas. En este momento es muy muy importante dejar que la imagen nos sugiera ideas, y las pinceladas, tanto para añadir como para quitar deben de tener un valor de búsqueda más que de realización, ya que podemos encontrarnos con formas interesantes que de entrada no teníamos previsto. Así, la imagen se va consolidando poco a poco.

Algo que es importante es saber cuando parar. Cuando se empieza a tener la sensación de que lo que se está haciendo puede ser provechoso es bueno parar, y analizar lo que tenemos delante. En este caso, yo estaba satisfecho. La imagen presenta suficientes elementos como para jugar con ellos: la manchas gris en primer plano me da pie a crear una formación rocosa, y con un buen tratamiento de la luz del cielo y del mar, la imagen contaba con suficientes atractivos como para crear un buen ambiente. Así dejamos el caos apartado y empezamos a definir los elementos.

Comencé por definir las rocas del primer plano por tener un elemento sólido en la composición en el que apoyarme. Muchos artistas prefieren trabajar la imagen en conjunto e ir poco a poco definiendo toda la imagen a la vez, y otros van rematando elemento por elemento. Yo por mi parte prefiero definir una zona, ver como queda, que me sugiere, y pasar a la siguiente, para una hora después volver al principio a seguir trabajando según lo que el conjunto me fue dictando. Aquí no existe un abc o una fórmula secreta, y asegurar que “esto se hace asi o asá” puede resultar peligroso para el oyente… mi consejo: experimentar, esa es la única regla inamovible de un proceso creativo.

Tras terminar la base de la imagen, pasé al fondo. Me gusta trabajar los elementos más alejados de la imagen más o menos al tiempo que los más cercanos para crear un marco de ambientes que me permita entender todo lo que queda en el medio. Al aclarar la línea del horizonte e incorporar las nubes, la imagen quedaba algo desnuda y por ello incluí la nueva isla a la composición. Y aquí la cosa se empieza a poner interesante…

Toda la tesis de este artículo se basa en este momento. Cuando me disponía a empezar a definir el mar manché de blanco la franja azul del agua por equivocación, y el concepto de la imagen cambió radicalmente. En vez de borrar la mancha y seguir con lo planeado, quería ver a donde me llevaba esta nueva posibilidad, así que empecé a trabajar el suelo como si fuese hielo, convirtiendo la antigua línea de cosa en una sombra proyectada por la montaña en primer término.

Ahora ya tenía lo que quería. Iceland estaba diseñada, así que solo queda definir los elementos que conforman nuestra imagen. Las luces de recorte de la montaña ayudan a separar los elementos y dan profundidad, y al definir la isla central el conjunto de la imagen se consolida. Añadir brumas o capas muy transparentes de azules sobre los elementos más alejados ayuda a crear una sensación de lejanía. Y llegados a este punto, sólo nos queda rematar la imagen.

La montaña de la derecha está hecha a través de una reducción y modificación de la montaña en primer plano. La decisión de aprovechar elementos que ya se tienen, así como de crear collages con fotos o dibujos que hayamos realizado previamente, no se debe descartar por una falsa sensación de falta de originalidad. Como bien explicaba Alfonso Giraldes en su articulo del Cazador de Zombies, un concept no es un cuadro que estará expuesto en un museo o el arte final que se mostrará en la portada de un libro, si no que es un apoyo para la creación de un proyecto. Así, es importante economizar el tiempo del que disponemos, por lo que os animaría también a trastear con las herramientas que la informática nos brinda para acelerar nuestros porcesos.  Volviendo a la imagen, por último añadí las grietas en el hielo para dejar claro que eso era agua, así como para componer mejor la imagen y dejar un elemnto central que consolide la ilustración.

Y eso es todo, espero que os haya gustado y sirva para algo. En un futuro diseccionaremos más en profundidad el proceso de una ilustración así como de las herramientas que emplearemos en el.

Adrián Prado.