Sobre el arte y la estética en el mundo de la figura
En el primero de los distintos escritos de reflexión filosófica acerca de las figuras, mi intención es señalar cual es de forma general, el objeto estética.
Hay una distinción interesante respecto a estética y filosofía del arte, que el filósofo Étienee Gilson señala a mí parecer, de forma bastante acertada: “la filosofía del arte considera la obra artística en su relación con el artista productor, mientras que la estética la estudiaría en relación con el observador”.
Entonces, ¿cuál es el objeto de la estética? Bien pues uno de los más destacados y por el cual empezó a cobrar cierta importancia en la investigación filosófica es el GUSTO. Resulta evidente que cada uno de nosotros, percibimos un objeto artístico o natural de una forma principalmente subjetiva. Aquello que para mi puede resultarme agradable a la vista, al oído, a otro puede no generarle la misma vivencia sensible, y aún más, provocarle cierta repudia. Veamos un ejemplo: en el mundo de las figuras para todo aquel amante de la fantasía o la ciencia ficción, normalmente nuestra forma de verlo nos lleva a apreciar un espectro más amplio de cosas. Muchas veces nos encontramos que habiendo pintado una figura a priori horrenda (un orco, una escena sanguinolenta o alguna excéntrica y surrealista creación post apocalíptica), personas digamos, no iniciadas en este mundo, las ven como extravagantes y muy alejadas de lo que podríamos considerar algo BELLO, eso que impresiona nuestros sentidos, que empieza cautivando los ojos y oídos, produciéndonos sensaciones de deleite. Nosotros no diremos que es bonita, o que es una figura bella (concepto que aclararemos a continuación), pero sí que nos gusta, nos despierta algún tipo de sentimiento que el gusto valora de una forma positiva. La forma seguramente de denominar esa sensación es a través de distintos coloquialismos, como por ejemplo: “Esta figura me mola”.
Immanuel Kant, en su Crítica del Juicio Estético, establecerá la distinción entre lo agradable y lo bello, siendo lo primero aquello que gusta a los sentidos en la sensación y que no sólo gusta sino que satisface un apetito, y lo bello como aquello que gusta simplemente, promoviendo únicamente un juicio. Vemos que aquí, en la esfera de lo estético, y por consiguiente como hemos dicho en cuanto la relación producto-observador, lo interesante es lo que produce la obra en relación al momento de su contemplación. Así, en el primer momento de la intuición en que nos convertimos en hombres contemplativos, apreciamos la obra de arte superando las apariencias sensibles en cuanto tales, para alcanzar la estructura y la unidad. El goce está inseparablemente unido a los sentidos.
Cuando Kant hace la distinción antes mencionada, atribuye a la belleza un carácter desinteresado, mientras que lo meramente agradable conlleva interés. Este interesante matiz si lo relacionamos con el mundo de la figura, obtiene bastante sentido. Cuando realizamos una figura nuestra intención es que guste, y no solo que resulte bella sino agradable, ya que al aficionado que sabe apreciar ese trabajo hay que generar un anhelo, un deseo o interés a tal objeto. Si nos presentamos (no que concursamos) a un evento a observar figuras, nos gusta ver trabajos de otros modelistas, nos produce un goce ver distintas obras de calidad. Muchas veces además no es ni siquiera necesario que sea una obra de calidad extrema, exenta de fallos técnicos tanto en pintura como en el modelado sino que su contenido nos despierte a primera vista, esa sensación placentera que en el momento de la contemplación nos hace sentir. Obviamente tambiénestáa el hecho de que como productores de figuras, siempre es interesante poder apreciar obras de otras personas en tanto que podemos aprender de ellas. Otra vez en este sentido, la relación se produce por interés, aunque podamos llamarla curiosidad, ganas de aprender, todo bajo una capa de humildad.
Dice Kant: “Llamamos agradable a aquello de que se goza; bello, a aquello que gusta simplemente; bueno, a lo que se estima, es decir, a lo que el entendimiento atribuye un valor objetivo”
Por esta razón, una figura buena nos puede causar alegría, y así un placer, pero una figura bella o agradable nos causa placer directamente. La figura buena, a los ojos de la consciencia racional adquiere una cierta categoría de excelencia. Su percepción implica un juicio (es bueno, es menos bueno, es malo,..), y en cierto modo se distancia del sensible, ya que es a través de la razón que valoramos el contenido de esa obra y solo una vez hecho el juicio, nos movemos a la satisfacción. Por el contrario aquello que es placentero, ataja el camino del intelecto, arrojándonos directamente a las “fauces del apetito”. No es que nos alegre, sino que lo gozamos.
En lo que respecta a lo bello, podremos decir que también suscita el goce, pero no hay motivación en tanto que no gozamos de él sino que gozamos con él. Sin dejar de ser sensible, se torna en un marco espiritual.
Obviamente estas consideraciones son una ínfima parte de todo lo que se haya podido decir en relación al tema que nos atañe, pero desde un primer momento me resultaron interesantes, en parte por mi simpatía hacia el autor, en parte porque desde el momento que llegue a ellas, me parecieron fácilmente relacionables con el ámbito de la miniatura. De todas formas hay que entender que cuando Kant escribía o cuando lo hacían la totalidad de los autores acerca de estética o filosofía del arte, lo último que pasaba por su mente eran las figuras. Aún así, y tal como se podrá ver en los siguientes escritos, algunas de las valoraciones que tienen sentido más universal, son aplicables a todas las modalidades artísticas, y por lo tanto les podremos encontrar un hueco en nuestro espacio de reflexión filosófica.
Marc Masclans
Muy fan de aplicar conocimiento abstracto a un tema concreto que te apasione especialmente. Me gusta la relación, la explicación y aprender filosofía de un modo ameno. :)
ResponderEliminaralucinante, jamas habria relacionado a kant con los quecos...
ResponderEliminarMarc es impresionante el trabajo de reflexión que has hecho aquí. NO voy a opinar sobre el fondo, ya que hace demasiados años que cursé el COU, así que de filosofía ando algo olvidadizo.
ResponderEliminarPero me hace inmensamente feliz ver gente que puede vincular sus estudios universitarios con su hobby, sobre todo no siendo algo directo como Bellas artes. Sinceramente creo que es lo mejor que le puede suceder a alguien.
Saludos y aquí tenéis un seguidor incondicional.